¡Hola! ¿Así que quieres saber más sobre mí?

Soy Anaïs, una trotamundos sin fronteras. Nací en un pequeño pueblo de Portugal, entre campos de olivos y aromas a mar. Mi infancia estuvo llena de juegos al aire libre, de correr descalza por la tierra y de escuchar las historias de los ancianos del pueblo. De ellos heredé la fascinación por las culturas lejanas y el deseo de explorar el mundo.

Universidad de Santander, donde empecé a soñar

En la adolescencia, mi familia se mudó a Santander, una ciudad bañada por el mar Cantábrico. Allí descubrí mi pasión: el periodismo. Una carrera que me brindó la oportunidad de contar historias, de dar voz a los que no la tienen y de conectar con personas de diferentes culturas.

Sin embargo, algo dentro de mí anhelaba más que la rutina de una redacción. Quería sentir el viento en la cara, el sol en la piel y la libertad de descubrir nuevos horizontes. Fue así como nació mi pasión por los viajes.

Una de las escuelas donde participé como profesora de lengua

Comencé mi aventura con poco más que una mochila y un sueño: recorrer el mundo. Trabajé en diferentes lugares, desde hostels en Australia hasta restaurantes en Italia, financiando mis viajes con esfuerzo y dedicación.

Descubrí la magia de Workaway, una plataforma que te recomiendo y que me permitió intercambiar trabajo por alojamiento y comida. Gracias a ello, pude aprender sobre la vida en una granja ecológica en Francia, colaborar en un proyecto de reforestación en la Amazonía y enseñar español a niños en un pequeño pueblo de Guatemala.

En cada viaje, en cada encuentro, en cada experiencia, he aprendido algo nuevo. He conocido a personas increíbles, he probado sabores exóticos, he contemplado paisajes impresionantes y he vivido momentos que jamás olvidaré.

Selva de Sumatra, donde viví una experiencia muy dura

Recuerdo una noche en el desierto del Sahara, bajo un cielo plagado de estrellas, compartiendo historias con un grupo de nómadas bereberes. O la vez que me perdí en la selva de Sumatra y un guía local me rescató con amabilidad y paciencia.

Cada viaje me ha transformado, me ha hecho más fuerte, más independiente y más tolerante. He aprendido a valorar la diversidad, a respetar las diferencias y a apreciar la belleza de lo simple.

Mi pasión por los viajes no tiene fronteras. Mi espíritu aventurero me impulsa a seguir explorando, a descubrir nuevos lugares, a conocer nuevas culturas y a compartir mis experiencias con el mundo.

¿Te unes a mi aventura?

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